martes , mayo 13 2025

Cruz Jiminián, una fundación comprometida con la gente

  • Una causa social que ha sobrevivido por más de tres décadas e impactado a miles de dominicanos.

 Reportaje de Ángel García.
Santo Domingo, RD. –
Sus anhelos inconclusos de ser sacerdote y su vocación de servicio lo llevaron a elegir la carrera que entendía más se parecía al sacerdocio, la Medicina. Desde esa noble profesión, el doctor Félix Antonio Cruz Jiminián ha ejercido por más de 40 años una carrera que le ha merecido el sobrenombre de “Ángel del pueblo”.

Las motivaciones que lo llevaron a ser médico, son las mismas que guiaron a este humilde hombre, oriundo de Jarabacoa a constituir una fundación que le permitiera ayudar a las personas, fue así como en 1994, en la avenida Ortega y Gasset número 116 creó una institución que ha beneficiado a miles de dominicanos.

Uno de los programas más humano que realiza es el de Geriatría, donde brindan servicio a personas adultas mayores. Quienes pasan la barrera de los 65 años y no cuentan con una pensión que les permita sobrevivir en esa difícil etapa, reciben una mano amiga que les garantiza desayuno, almuerzo, servicio hospitalario y acompañamiento.
“Yo siempre vengo aquí. Me dan medicina, me tratan muy bien y me brindan comida… son gente buena”, cuenta Agustina Solano con una voz apenas audible. A sus 76 años, y con el cabello encanecido por la sabiduría, es una beneficiaria habitual del programa de geriatría.

 #CruzJiminián en cifras

Para cumplir con su #CausaSocial la fundación tiene 202 especialistas que cubren más de 25 especialidades médicas.

En el programa geriátrico, 160 envejecientes desayunan y almuerzan a diario.  Cruz Jiminián dona entre 100 y 200 sillas de rueda al mes, un promedio de 400 andadores y 300 muletas. El aporte del Gobierno apenas cubre un 10% de las solicitudes que reciben.  

Desde 1995 a la fecha han operado a 8,765 niños que nacieron con labios paladar hendido, atendido más de 3,000 casos de infantes con hidrocefalia, según registra la data de la ONG. Sin embargo, su rol no se limita a brindar servicios médicos; en la actualidad tienen 19 programas, entre estos, declaración tardía, farmacia gratis, servicio de odontología y programa para adictos.
¿Nunca se cansa?

A simple vista, el doctor Cruz Jiminián parece un hombre incansable, se desplaza de un lado a otro por el edificio que aloja a la clínica y a la fundación, su oficina está dividida en varios consultorios donde al mismo tiempo atiende a diversos pacientes, a quienes le brinda un trato personalizado desde tempranas horas del día… el cansancio no lo detiene.

“Yo llego a las 5:00 de la mañana, paso visita, veo entre 100 y 200 pacientes a diario, luego voy a algunas de las actividades de nuestra fundación.  Llevo muchos años haciendo esto, es mi vida y me gusta hacer esto”, nos explica el galeno.

“Hoy, después que pase visita, voy a una charla en Mata Mamón con los campesinos, el sábado tengo un operativo en la cárcel de la Victoria, el domingo voy a otro operativo en la cárcel de Najayo, me paso los días así, no es nada extraño, eso me gusta”, agrega.

 Recursos limitados

Los directivos de la fundación que está enclavada en el seno de Cristo Rey coinciden en que los recursos que reciben son limitados, provienen del Gobierno a través de la ley 122-05 que regula las asociaciones sin fines de lucro y donaciones de la organización Food For The Poor, con sede en Miami, que dependiendo la época del año suele enviar alimentos, medicina, utensilios escolares y juguetes.

 “Creo que este es uno de los momentos más difíciles que atravesamos como fundación porque tenemos miles de solicitudes, de gente que necesita sillas de rueda, andadores, pampers y lamentablemente no contamos con los recursos para responder a todo lo que nos piden”, lamenta Luis Antonio Cruz Camacho, vicepresidente de la entidad.

Parte de las ganancias que tiene la clínica, son destinadas a cubrir algunas de las decenas de solicitudes que reciben, pues aseguran no alcanzan a ser cubierta por los fondos gubernamentales.
Un trabajo que tiene relevo 

Su rol de 40 años ininterrumpidos en la Medicina, su práctica filantrópica que ya supera las tres décadas de servicio, tiene en su hijo, el doctor Luis Antonio Cruz Camacho, vicepresidente de la fundación, el relevo ideal.

A sus 30 años, especialista en Epidemiología y tan servicial como su padre, Luis Antonio ha asumido parte de la responsabilidad de gestionar el trabajo de la institución y de la clínica.

Ante la pregunta de si nació o aprendió la vocación del servicio, el joven médico nacido y criado en Cristo Rey, sugiere que es una combinación de ambas cosas:

“Yo siempre digo que tiene que jugar un rol ambas partes, tú puede nacer con la vocación, pero tienes que aprender viendo a otros trabajar, yo desde niño veía a mi padre entregado a esta causa”.

“Lo más gratificante de esta labor es cuando voy a un sitio, muchas veces un lugar lejano y se me acerca una persona que yo no conozco y me dice; mira tú no te imaginas que tú y tu padre me salvaron la vida o salvaron la vida de un familiar, eso en verdad me inspira y motiva a seguir trabajando y aportando ese granito de arena a la sociedad”, concluye el joven epidemiólogo.

 

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